EL ROMANCE
EL ROMANCE
¿Qué es?
El romance es un poema épico o épico-lírico característico de la tradición oral, que se popularizó en el siglo XV. Fue en este siglo, cuando se recogieron por primera vez, por escrito en colecciones denominadas romanceros. A la recopilación de romances surgidos hasta el siglo XVI se le llama Romancero viejo.
Los romances eran generalmente poemas narrativos de una gran variedad temática, según el gusto popular del momento y de cada lugar. Se interpretaban declamando, cantando o intercalando canto y declamación.
Métrica
Consta de un número indefinido de versos octosílabos, con rima asonaste en los versos pares y versos libres los impares. Mantienen casi siempre la misma rima a lo largo de toda la composición.
Características
- Todos los romances viejos están influidos en gran manera por la religión, la guerra y el amor.
- Los temas de los romanceros pueden ser muy variados:
-Romances histórico-legendarios nacionales
-Romances histórico-legendarios extranjeros
-Romances de historias bíblicas y grecorromanas
-Romances novelescos
- Los recursos líricos o textuales más utilizados son:
* Repetición léxica: es la reiteración de una palabra, con el cual se destaca aquello en que se quiere que el oyente o lector haga hincapié.
* Repetición variada: es la utilización de la misma familia de palabras en todo el romance.
* Aliteración: es la reiteración fonética de una letra.
* Anáfora: es una figura retórica de construcción que consiste en la repetición de una o varias palabras al principio de una serie de versos u oraciones.
* Construcción paralela: se produce cuando hay repeticiones semánticas, es decir, reiteraciones de significado, o repeticiones de estructuras gramaticales.
* Imágenes sensoriales: corresponden a cada uno de los cinco sentidos. (Imagen visual, olfativa, auditiva, táctil y gustativa).
- La transmisión era oral por esta razón no conocemos el nombre de los autores que los compusieron (son anónimos), y también, por ello, existen variantes de un mismo romance.
- Se compone de una mezcla de narración y diálogo. El diálogo suele introducirse con fórmulas fijas: “Allí habló… bien oiréis lo que dirá”; “Respondióle…, tal respuesta le fue a dar”.
- Existe un fragmentarismo narrativo debido a que el romance se centra en un momento determinado de la acción, fundamentalmente por su dramatismo, y suele interrumpirse de forma abrupta, algunas veces sin desenlace claro.
- Muestra una gran sencillez y sobriedad de recursos en cuanto a su estilo. Haciendo uso de descripciones parcas y realistas. Casi total ausencia de elementos fantásticos o maravillosos, escasez de adjetivos y metáforas. A pesar de ello se consigue una extraordinaria viveza narrativa y los más variados efectos poéticos.
Origen
Según la teoría más admitida, los romances más viejos proceden de ciertos fragmentos de los antiguos cantares de gesta, especialmente atractivos para el pueblo, que los retenía en la memoria y después de cierto tiempo, desgajados del cantar, cobraban vida independiente y eran cantados como composiciones autónomas con ciertas transformaciones.
En palabras de Menéndez Pidal: "Los oyentes se hacían repetir el pasaje más atractivo del poema que el cantor les cantaba; lo aprendían de memoria y al cantarlo ellos, a su vez, lo popularizaban, formando con esos pocos versos un canto aparte, independiente: un romance". Son los llamados romances épico tradicionales .
Más tarde, los juglares, dándose cuenta del éxito de los romances tradicionales, compusieron otros muchos, no desgajados de un cantar, sino inventados por ellos, generalmente más extensos y con una temática más amplia. Los autores desaparecen en el anonimato, y la colectividad, plenamente identificada con ellos, los canta, modifica y transmite. Estos últimos se conocen con el nombre de romances juglarescos.
Romance Propio
Nuestro romance esta creado a partir de la tirada 121 perteneciente al tercero de los cantares del Mio Cid.
Tirada 121
Muy grandes son las ganancias del Cid y de sus vasallos,
a más de lo que tenían lo que ahora les ha tocado.
Mandó Mío Cid Ruy Díaz de Vivar el bienhadado
que de aquel botín tan grande que en la batalla ganaron
a cada cual se le dé lo que es justo en el reparto
y que el quinto que a él le toca tampoco fuese olvidado.
Todos lo hicieron así y muy cuerdos se mostraron.
De su quinta parte tocan al Cid seiscientos caballos
y acémilas de otras clases y muchos camellos, tantos
que de los muchos que había no fue posible contarlos.
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Por todo son abundantes
las ganancias conseguidas
mucho tenían ganada
y las nuevas repartidas
Mandó el héroe, el Cid
El que en buena hora nacía
que el botín ya conseguido
justamente se partía
así pues, todos tomasen
lo que les correspondía.
La quinta parte para este,
olvidar jamás podrían
todos así, dispusieron
lo que el héroe decía
cumpliendo ya lo mandado
con mucha gracia y alegría.
Por todos son abundantes
las ganancias conseguidas
mucho habían ganado,
ni contarlas se podía.
(Autores: Irene López de Lerma, Javier Sanchéz, Marivi Gordillo, Lourdes Barriga e Isabel Romero-Camacho)
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